Observatorio Astronómico de Chia y Zue – “El abrazo del Sol y la Luna / Espacios simbólicos / Villa de Leyva, Boyacá, Colombia – Sur América.

30 de Abril de 2014.

Arquitecto: Néstor Rafael Villabona Hernández.

Localización: Villa de Leyva, Boyacá, Colombia, Sur América.

Ubicación: Eco Parque Conscientia Universalis, vereda Sabana Baja.

Diseño: abc Crear Arquitectura.

Construcción: Consorcio Conscientia Universalis Sas.

Área: 270 m2 Construidos de urbanismo.

Año del proyecto: 2014.

Fotografías: abc Crear Arquitectura.

Descripción del arquitecto:

El misterio de la fecundidad ha jugado un papel muy importante en el culto religioso de muchos pueblos de la antigüedad. En relación con los alimentos, una cosecha abundante en frutos origina bienestar, alegría y gozo de vivir. En consecuencia, el interés más concreto del hombre había de estar relacionado con las energías reproductoras de la naturaleza.

La preocupación por la fecundidad de la tierra aparece revelada en estos monolitos de piedra, cargados de trascendentes fuerzas y valores espirituales, manifestaciones simbólicas de lo sagrado, fueron objeto de cultos y ritos religiosos y mágicos.

La cultura Muisca comulgaba con las fuerzas vitales y cósmicas, empleando monolitos falomorfos erectos, para consumár simbólicamente, la unión marital sagrada del Cielo y la Tierra, la que, por otra parte, tenia una realización paralela en las uniones sexuales del pueblo en común, hecho éste que se cumpla en uno de los momentos críticos del ciclo agrario cual era el de la proximidad de las siembras.

Bioconstrucción en forma circular a partir de un radio de 7 metros, número sagrado, que le imprime un toque a la unión de lo divino con lo terrenal, pues todo lo divino se representa con el número tres (la trinidad) y lo terrenal con el número cuatro (las cuatro coordenadas terrestres, las cuatro estaciones, los cuatro elementos). Surge de esta forma el Sol como dios del universo, abrazado a su vez por la diosa Luna representada en una meda luna que se convierte en la metáfora del momento mágico del eclipse, fenómeno que dentro de la cosmovisión Muisca correspondía a un encuentro de dioses que se abrazaban y daban la venia para permitir las cosechas y arrancar de forma positiva con los ciclos de siembra.

La cimentación fue realizada con un anillo de piedra y mezcla de cal y canto a una profundidad de 0,70 metros sobre el terraplén y a 1,40 metros sobre la sección de la construcción que ingresa al lago; sobre este anillo se izaron monolitos de piedra de la zona, dispuestos con la orientación del planeta tierra, conformado a su vez siete falos distribuidos en las entradas norte y sur y en las coordenadas oriente y occidente, junto con el falo central mayor de 3,70 metros de altura que se convierte en un reloj solar, cuando es alcanzado por los rayos del dios a quien se le construyó el monumento.

Por otra parte la luna, al igual que el sol, emplea siete falos de menor tamaño para generar un limite entre la estructura que vuela sobre unos mojones de piedra y vigas de madera, que se proyectan sobre el espejo de agua, generando una textura que contrasta con la del sol. Toda la estructura de madera elaborada en eucalipto certificado, fue anclada con tachuelas de madera de café de alta densidad y que permite generar unas uniones sin necesidad del uso de puntillas o elementos de acero.